sábado, 2 de octubre de 2010

Pobreza Fiel

Se cayó el teatro fiel

por Filiberto Vargas Rodríguez
2010-09-22 / 22:52:08

¿Recuerdan a Carlos Salinas de Gortari?
¡Claro!.
¡Qué pregunta!
Ha sido quizá el Presidente de México que más alta popularidad y credibilidad ha alcanzado.
No era para menos.
Privatizó la banca, teléfonos de México y muchas otras empresas que eran administradas por el Estado, lo que le dio liquidez y con eso propició un importante crecimiento económico y abatió la inflación.
Con su programa “Solidaridad”, les vendió a los mexicanos la imagen de un Presidente humano, atento a las necesidades de sus gobernados.
Los mexicanos vivíamos en un sueño.
Que terminó siendo una pesadilla.
Muy tarde nos dimos cuenta de que el peso estaba sobre-valuado y la vulnerabilidad económica del país nos la habían ocultado. Pero no hay mentira que dure seis años y al final, malas decisiones en el ámbito macroeconómico hicieron crisis en su último año de gobierno, el trágico 1994.
(el peso sobre-valuado es una situación contraria en comparación con el país que crece al 10% anual y a un "menor 7% en recesión", que es China, con su moneda sub-valuada, que tiene a los gringos reclamando por décadas)1
¿Qué les recuerda eso?
Si. Nuestro flamante Gobernador.
En su primer año de gobierno vendió a futuro el impuesto sobre la tenencia vehicular y con ello canceló la deuda que le dejó de herencia Miguel Alemán.
Envolvió al entonces Presidente, Vicente Fox, y consiguió recursos para Veracruz como nunca antes.
Convenció a los alcaldes para que hicieran lo mismo que el Estado con la parte que les correspondía del impuesto a la tenencia vehicular y de pronto éstos se encontraron con recursos extraordinarios que no habían previsto.
Hubo liquidez, hubo obra, se reactivó la economía.
Con el lema de la Fidelidad (Fidelidad… Solidaridad…. Suenan ¿No?) recorrió todo el estado, saludó de mano a los pobladores, les regaló dinero, despensas, láminas, cemento, medicinas.
Vaya: Se arremangó los pantalones y, descalzo, caminó por zonas inundadas para dialogar con los damnificados.
Nunca antes un Gobernador en Veracruz alcanzó la popularidad y la credibilidad del que actualmente tenemos.
Y, como la historia nos lo ha enseñado, el sueño se convirtió en pesadilla.
Se acabó el dinero de la bursatilización. Las obras programadas para ese recurso no fueron concluidas.
El gasto corriente de Veracruz se disparó. El Gobierno de Veracruz empezó a dejar de cumplir sus compromisos.
Los procesos electorales mostraron a un Gobernador derrochador, que gastó alegremente el dinero de los veracruzanos con el fin de demostrar hacia afuera que él era un buen operador electoral.
Quiso aprovechar la ventaja de tener un Congreso totalmente favorable a él, y ordenó que le autorizaran una nueva bursatilización –“si sirvió una vez, puede servir dos veces”, habría razonado- ahora para un porcentaje de las participaciones federales.
Fue tal su osadía que, incluso, en la Cuenta Pública del Gobierno Estatal del 2009 ya incluyó los 6 mil 800 millones de pesos que esperaba recibir en esa nueva operación bursátil.
Pero entró a su último año y la maldición se cumplió.
La calificación crediticia de Veracruz fue a la baja. Los especialistas contratados por el Gobernador no lograron acomodar los bonos bursátiles. La campaña del candidato panista al gobierno estatal, Miguel Ángel Yunes Linares, exhibiendo la corrupción y el desorden que priva en la actual administración, empezó a hacer mella.
La prioridad este año fue financiar la campaña del candidato priista. Lo primero era conseguir que el sustituto fuera “alguien de casa”.
Así, con la tesorería desfalcada, cada centavo que caía se enviaba sin demora al fondo para la campaña electoral.
Se dejó de pagar a proveedores y se llegó al colmo de retrasar el pago de nómina del gobierno estatal (lo que, por cierto, propició que la gran mayoría de la burocracia votara en contra del “delfín”).
Desde el principio de su administración el Gobernador de Veracruz jugó con el tema de los desastres naturales. Eran eventos que le daban popularidad entre los veracruzanos, pero a la vez, exagerando el impacto, le permitía conseguir recursos frescos de la Federación, a través del Fonden.
Eso se acabó con el actual Presidente Felipe Calderón, quien endureció las reglas de operación, ordenó estrictas supervisiones para calificar las zonas de desastres, lo que limitó en gran medida la “operación” del gobernador veracruzano con esos recursos.
Casi al cierre de su gestión, con las cuentas del Estado en ceros, el Gobernador vio como la “tabla de salvación” el huracán “Karl”. Un meteoro que alcanzó categoría 3 al entrar a territorio veracruzano y que se podría “vender” muy bien para conseguir recursos federales y, de ser necesario, hasta para justificar un crédito de última hora, como lo hizo en su momento Miguel Alemán.
Pero los cálculos le fallaron.
El viernes por la noche se fue a dormir con la tranquilidad de saber que “Karl” ya había abandonado Veracruz y se desbarataba tierra adentro.
Muy tarde se dio cuenta de que los efectos serían aún más devastadores en las primeras horas del sábado. Los ríos arrasaron con viviendas, con seres humanos, con animales… y con lo poco que quedaba de la credibilidad del Gobernador.
Hoy la entidad veracruzana sufre juna de las desgracias naturales más grandes de su historia, y el Gobierno del Estado no tiene ni para pagar los sueldos del 30 de septiembre.
Para colmo, se da a conocer que los tan afamados “seguros contra desastres” que el propio Gobernador dijo haber contratado con la empresa londinense Loyds (que, ya se aclaró, no es una empresa aseguradora, sino una “calificadora”) no fueron pagados. No hay tales seguros. Una mentira más. Una mentira en la que está involucrado un personaje que está apuntado para ocupar una posición preponderante en el próximo gobierno estatal: Tomás Ruiz González.
Día con día, conforme se acerca el final de esta gestión, crece como una bola de nieve la impresión de los veracruzanos de que su Gobernador, ese al que tanto quisieron y al que tanto le creyeron, les mintió todo el tiempo.
No dude que pronto en los cruceros de las principales ciudades de Veracruz aparezcan “niños de la calle” con máscaras del negrito de la Cuenca, así como se hicieron populares las del peloncito que nos gobernó hace más de 15 años.
No hay plazo que no se cumpla.
¿Cuantos veracruzanos hoy son pobres, sin casa ni enseres, con el agua a la cintura o literalmente al cuello?. Son pobres que quedarán en esa condición al término del gobierno fiel.1

1. notas del editor del blog.

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